lunes, 7 de marzo de 2011

Madre Teresa de calcuta

Agnes Gonxha Bojaxhiu, mejor conocida como la Madre Teresa de Calcuta, nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, Albania. Agnes era la hija menor del matrimonio entre Nikola y Drane Bojaxhiu. La crianza que le dieran sus padres y su estrecha relación con la parroquia jesuita del Sagrado Corazón influyeron fuertemente en el inicio de su vocación religiosa.

En septiembre de 1928, a la edad de 18 años, Agnes Gonxha dejó su casa para ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María en Irlanda, mejor conocido como la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto. Un año después fue enviada a Darjeeling para realizar el noviciado; allí tomaría el nombre de Teresa, en honor a una monja francesa llamada Thérèse Martin quien fue canonizada en 1927 bajo el nombre de Santa Thérèse de Lisieux.

Al profesar sus primeros votos, la Madre Teresa fue transferida al Saint Mary's High School en Calcuta, en donde se desempeñaría como directora e iniciaría su camino en la predicación de la alegría de amar y la grandeza y dignidad de cada ser humano. Durante los 20 años de servicio en la escuela de niñas de Calcuta, esta religiosa se caracterizó por su caridad, altruismo y coraje. Sin embargo, su vida cambiaría. En 1946, durante su retiro anual, la Madre Teresa recibiría un segundo llamado de Dios.

"Ven y sé mi luz"

Durante su ejercicio religioso la Madre Teresa recibiría un segundo llamado de Dios al que ella describiría como la "inspiración". En esa anunciación, Jesús le reveló a Teresa su deseo porque ella encontrara "víctimas de amor" para irradiarles a esas almas, su devoción. "No puedo ir solo" le confesó Jesús. Y le confió su dolor por el olvido de los pobres y su pena por la ignorancia que tenían de él. De este encuentro con Dios, la Madre Teresa de Calcuta decide separarse de las actividades que venía desempeñando para dedicarse al servicio de los más pobres.

En el año 1948, el Papa Pío XII le concedió el permiso a la Madre Teresa para dejar sus funciones y comodidades habituales de monja del convento de Loreto, para dedicarse a compartir su vida con los pobres, enfermos y más necesitados de las calles de Calcuta; fundando más adelante la congregación de las Misioneras de la Caridad.

En 1949 se le unió la primera religiosa y en poco tiempo se le fueron aunando algunas de sus ex-estudiantes del bachillerato Saint Mary. Cada hermana de las Misioneras de la Caridad debe dedicar su vida a servir a los pobres sin aceptar ningún beneficio material por recompensa; haciendo énfasis que su trabajo por los pobres ha de hacerse tanto en la esfera espiritual como en la esfera material.

Las siguientes palabras de Sor Nirmala Joshi, actual Superiora General de las Misioneras de la Caridad explican por sí solas el sentido de la obra de la Madre Teresa de Calcuta:

"Al aliviar la pobreza de un hombre ya se da un remedio a la causa de la misma pobreza. El hecho de ser capaz de ayudar a estas personas constituye ya de por sí una manera de eliminar la pobreza, pues ofrecemos la posibilidad de compartir la pobreza. De hecho, la pobreza se debe, en muchos casos, al egoísmo y a la ignorancia: la gente no sabe o no quiere compartir nada con los demás. Sin embargo, el trabajar en pro por los demás ofrece la posibilidad de compartir".


En 1965, el Papa Pablo VI colocó a las Misioneras de la Caridad bajo el control del papado y autorizó a la Madre Teresa a expandir la orden religiosa a otros países, siendo Venezuela el primer lugar donde se abrió la primera casa fuera de la India. Luego siguieron las fundaciones en Roma, Tanzania, la Unión Soviética, Albania, Cuba, entre otras.

Actualmente, la Congregación fundada por esta religiosa de cuenta con más de 3.000 personas y mantiene misiones en unas 200 ciudades de los cinco continentes.

La Madre Teresa consciente de que necesitaba más personas para responder con mayor efectividad a las necesidades de los pobres, fue incluyendo a los hombres que sentían el llamado a la vida religiosa en su apostolado; al igual que a los laicos.

De esta idea nacieron los Hermanos y los Padres Misioneros de la Caridad, los Colaboradores de la Madre Teresa, los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, los Misioneros de la Caridad Laicos y el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi, para aquellos sacerdotes que compartían su carisma y su espíritu.

Los más pobres de los pobres

A la Madre Teresa de Calcuta le fue confiada la misión de proclamar la sed de amor de Dios por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres, quienes siempre fueron los hijos de esta sierva de Dios. Leprosos, enfermos de sida, huérfanos, desahuciados, hallaron en el espíritu y manos de la Madre Teresa quien repartió su caridad desde diversas partes el mundo.

Su sacrificada misión obtuvo un reconocimiento internacional a través del Premio Nóbel de la Paz en 1979 y de numerosos galardones entre los que se encuentran: Premio Indio Padmashri en 1962, el Premio a de la Paz Juan XVIII en 1971, el Premio Templeton en reconocimiento al progreso de los valores religiosos, entre otros.

Luego de muchas peregrinaciones y visitas a muchos países, su salud se fue resquebrajando. Para 1989, se agravó su afección coronaria y se le implantó un marcapasos. Aún así, la religiosa de la caridad, siguió su camino y sus trabajos en pro de los pobres y más necesitados.

En 1996, fue recluida en el hospital Woodlands Nursing Room de Calcuta donde murió un año más tarde el 5 de Septiembre de 1997. Su cuerpo fue expuesto en la sede de la congregación de las Misioneras de la Caridad y el gobierno indio la enterró con honores militares.

A su funeral acudieron personalidades, políticos y personas de todas partes del planeta para darle su último adiós.

A casi dos años de su muerte, el Papa Juan Pablo II abrió la causa para su canonización. Después de pasar por todos los protocolos e instancias para el estudio de virtudes y milagros acreditados, la Madre Teresa de Calcuta fue beatificada el pasado 19 de octubre de 2003.

Teresa de Calcuta fue un testimonio de la alegría de amar; de la nobleza y respeto de cada ser humano; del valor de las pequeñas cosas hechas con fidelidad y amor; además del valor incomparable de la amistad con Dios.

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